En esta ocasión hemos identificado que los sujetos discursivos (enunciador, enunciatario, y lo enunciado) poseen una integralidad, en la que se articulan una dimensión del ethos (valores,ética), una dimensión del pathos (emociones y pasiones), y una dimensión del logos (racionalidad).
Los elementos de esta integralidad no actúan por separado sino que se sustentan y dinamizan entre sí, y a su vez se relacionan con los mismos elementos en el caso de los otros sujetos discursivos dentro de una misma situación de comunicación.
Así mismo, hemos visto como el ethos previo de los sujetos discursivos se actualiza y se refuerza o refuta cada vez que, en el marco del discurso, deben traerse a colación sus imágenes en cierto rol socio-institucional (en este caso, el del político). Por último, pudimos observar la rica diversidad de variaciones que tiene la integralidad de los sujetos discursivos en diversos géneros discursivos, y cómo las estrategias usadas para producir "lo referido" en el enunciado varían según las características de esos géneros. En este sentido, es importante resaltar, para el caso de los discursos relacionados con la esfera de actividad humana de la política, cómo parece existir una preeminencia del pathos, del recurso a las pasiones y las emociones, cuando se trata de políticos que se dirigen a sus electores o a la ciudadanía.